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    MedCast
  • 30 mar 2020
  • 8 Min. de lectura

Actualizado: 26 ago 2020

Sobrepeso y Obesidad: Origen y Solución

Autor: Wilberk Anthony Nuñez Cabrera, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), 5to año de la carrera de Medicina, Monitor de Anatomía.




INTRODUCCIÓN


¿Nos estamos volviendo “corpulentos”?


A partir de los años 70, la obesidad comenzó a desarrollarse a manera de epidemia en los EE.UU. de América, como se puede apreciar en la Figura 1 (línea amarilla).1




Figura 1. Tendencia de sobrepeso (azul), obesidad (amarilla) y obesidad extrema (verde) en adultos de entre 20-74 años de edad en los EE.UU. de América



En el 2017, el viceministro de Salud Colectiva de la Rep. Dom. afirmó: “En la República Dominicana se observó un incremento de casos de obesidad y sobrepeso, de un 2.2 por ciento en 1991 a un 5.6 por ciento en el 2007”. 2


Conociendo que la obesidad es una enfermedad y factor de riesgo principal en el desarrollo de múltiples enfermedades cardiovasculares (hipertensión, enfermedades coronarias, etc.) y, de forma especial, diabetes tipo 2, que son las que presentan actualmente mayor morbimortalidad en todo el mundo, ¿Por qué nos estamos volviendo “corpulentos”?



ORIGEN


“Comer cuando estás enfermo, es alimentar tu enfermedad.”

HIPÓCRATES


La obesidad (definida como un IMC mayor a 30), como todas las enfermedades crónicas, es una patología multifactorial. Por esto, si intentamos entenderla o tratarla desde una perspectiva limitada, amargamente fracasaremos a largo plazo (véase “set point” o “efecto rebote” más adelante).


Agruparemos dichos factores contribuyentes al desarrollo de la obesidad en dos grandes ejes que nos permitirán tener un sólido marco de referencia sobre el cual afrontar efectivamente esta condición. Antes de esto, hablaremos brevemente sobre su mecanismo fisiológico y del porqué el abordaje terapéutico clásico es erróneo.


Mecanismos fisiológicos:


El concepto clásico de “calorías consumidas - calorías gastadas = grasa corporal”, aborda la obesidad desde una perspectiva muy limitada, hecho que constituye un grave error al momento de entender y tratar dicha enfermedad.


El Dr. Jason Fung, en su libro “The Obesity Code”, describe varias falsas asunciones que surgen de esta premisa calórica simplista, de las cuales mencionaremos tres:


1. Las calorías que consumimos y que gastamos son independientes una de la otra:

Por citar uno de los varios estudios realizados en este asunto 3, en 1919 se realizó un detallado estudio en el Carnegie Intitute of Washington 4, donde se describen las calorías gastadas sobre condiciones de ingesta calórica reducida (de entre 2100 a 1400 calorías/día), que suponía un 30% menos de las calorías que los voluntarios usualmente ingerían (lo que suelen hacer muchas dietas convencionales). ¿Qué sucedió? Los participantes experimentaron una sorprendente disminución del 30% del total de calorías gastadas (¡desde un gasto calórico inicial de 3000 calorías/día hasta aproximadamente 1950 calorías/día!). Incluso hace poco más de 100 años, ya se había demostrado que las calorías que gastamos son altamente dependientes de las que consumimos.


2. El índice metabólico basal (IMB) es estable: El concepto IMB hace referencia a toda la energía que nuestro cuerpo utiliza en actividades automatizadas para mantenernos vivos: control de la temperatura, respiración, ritmo cardíaco, funciones cerebrales y nerviosas, actividad renal, etc. (las cuales suponen aproximadamente el 70% de nuestro gasto calórico total). Solemos asumir que toda la energía que gastamos es estable, con excepción del ejercicio. El gasto energético total es la suma de: IMB + efecto termogénico de la comida + actividad termogénica no asociada al ejercicio + consumo excesivo de oxígeno post-ejercicio + ejercicio. El gasto calórico puede aumentar o disminuir hasta 50% (nótese mayor aporte del IMB), dependiendo de nuestra ingesta calórica. 5


3. Tenemos el control total sobre las calorías que consumimos: Imagina que acabas de salir de un buffet donde pudiste comer todo lo que querías hasta no poder más. Pasas cerca de un lugar de comidas fritas, que normalmente estimularían el apetito, y ¿qué sucede? ¿te entran ganas de comer algo más? La respuesta la conocemos. Nuestros mecanismos de hambre y saciedad están cuidadosamente regulados por nuestro sistema neuro-endócrino. Así también lo están nuestra reserva de grasas, nuestra respiración, etc. Por lo tanto, si las calorías que ingerimos y gastamos están reguladas hormonalmente, la obesidad es un desorden hormonal, no calórico.


Dicho esto, vamos a ver resumidamente la teoría hormonal de la obesidad, la cual evita realizar tales asunciones:


Teoría hormonal: Nuestras reservas energéticas en forma de grasa están estrictamente reguladas de forma hormonal, siendo la insulina la protagonista en este asunto. La insulina aumenta en los períodos de alimentación y disminuye en los períodos de ayunas. De entre sus diferentes funciones, la insulina se encarga de inhibir la lipolisis (utilización de grasas almacenadas para energía) y estimular procesos anabólicos (glucogénesis y lipogénesis). Por lo cual siempre que la insulina se encuentre elevada en nuestro cuerpo, no se nos permitirá el acceso a las reservas de grasa para la obtención de energía. Véase la analogía de la Figura 2.



Figura 2. Esquema sobre la analogía de la teoría hormonal, ideada por el Dr. Jason Fung. Adaptación esquemática realizada por Wilberk Nuñez. El dinero (calorías) que nos ingresa lo podemos poner en nuestra cuenta de banco (grasa corporal) o en nuestra cartera (glucógeno o glucosa). Sacarlo de nuestra cuenta de banco es mucho más difícil que sacarlo de nuestra cartera, de donde está fácilmente disponible para su uso inmediato. El policía (insulina) es quién controla si podemos o no sacar dinero de nuestra cuenta de banco, por lo que si él no está presente podríamos acceder a la misma.




Un concepto importante a resaltar es el de la teoría del “set point” o “punto fijo” del peso corporal, la cual básicamente establece que nuestros cuerpos tienen un peso configurado (demostrado en múltiples estudios 6 7). Si se intenta cambiar de peso (disminuir o aumentar), nuestro organismo crea las condiciones necesarias para que volvamos al peso establecido (resistencia al cambio, popularmente conocido como “efecto rebote”). Refiriéndonos a la pérdida de peso, entre los mecanismos de resistencia se encuentran:


• Incremento de la hormona del hambre (ghrelina) 8,

• Disminución de las hormonas de la saciedad (amilina, péptido YY, colecistocinina) 8,

• Disminución del gasto metabólico basal. 9


¡Todo esto con el objetivo de recuperar el peso perdido! Es por esta razón que las dietas convencionales y los métodos para perder peso son ineficaces a largo plazo. La mayoría de nosotros (si no todos) hemos conocido a alguien que perdió peso de forma “aparentemente efectiva” y, sin embargo, al año (como promedio) volvió a recuperar el peso perdido e incluso, más.


Otras hormonas también están involucradas (las trataremos en artículos posteriores con fines de resumir el presente).


Expuesto todo lo anterior, para tratar la obesidad debemos enfocarnos principalmente en la disminución de la insulina, que es la hormona encargada de la elevación del “set point” y de los mecanismos de resistencia que se pueden apreciar en la obesidad. Para esto, nos enfocaremos en dos preguntas: 1) ¿Qué comer? y 2) ¿Cuándo comer?, cuestiones tan importantes una como la otra. A continuación, responderemos las mismas en los ejes 1 y 2, respectivamente.


SOLUCIÓN


Eje #1: alimentación:


Este es el punto que la mayoría conoce, al menos de forma general; en el que todos se enfocan (limitando el tratamiento).


Se deben evitar los alimentos que estimulen los picos de insulina y que la mantengan elevada por más tiempo, además de utilizar los factores protectores (véanse más adelante).


Considere las siguientes indicaciones:


• Disminuya el consumo de azúcares añadidas (detallaremos más en artículos futuros).

• Disminuya el consumo de carbohidratos refinados: arroz blanco, pasta, pan blanco, galletas de harina refinada, etc. (son los que más estimulan los picos de insulina).

• Modere la ingesta de proteínas (por vía de incretinas, estas aumentan la secreción de insulina, por lo que en exceso pueden ser contraproducentes).

• Incremente su consumo de grasas naturales: aceite de oliva y de coco, aguacate, etc. (son los que menos estimulan la secreción de insulina, además de ser vitales en diversas funciones de nuestro organismo).

• Incremente el consumo de factores protectores: fibra y vinagre, (la fibra, entre sus funciones, aumenta el período de absorción de los carbohidratos, moderando la elevación de la insulina. El vinagre, por su parte, disminuye el índice glucémico de los alimentos. Un ejemplo de esto es el vinagre añadido al arroz de sushi: disminuye su índice glucémico de un 20% a un 40%).


Eje #2: ayuno:


Este es el punto que la inmensa mayoría obvia o desconoce; al que no se suele prestar atención (limitando el tratamiento).


Antes de los años 70, en los EE.UU. y demás países de américa, las personas comían 3 veces al día. No existían los “snacks” o “meriendas” (que tanto favorecen a grandes compañías que, por cierto, patrocinan a varias instituciones consideradas autoridades en la salud). Por esta razón, existía un balance en los períodos “comer, no comer (ayunar)”. Considérese el gráfico de la Figura 3.



Figura 3. Secreción de insulina con un patrón de tres comidas diarias, sin snacks. Extraído del capítulo 10 (Insulin Resistance: The Major Player) del libro “The Obesity Code” del Dr. Jason Fung.



Luego de esto, vemos como hoy en día hemos pasado a comer ¡de 5 a 6 veces al día! Los mismos profesionales en la salud hacen estas recomendaciones (con escaso peso científico crítico) y obviando los principios hormonales fundamentalmente descritos previamente. Esto causa que los períodos en que la insulina debe estar disminuida hayan reducido inmensamente. Considérese la gráfica de la Figura 4.



Figura 4. Secreción de insulina con un patrón de múltiples comidas diarias y snacks. Extraído del capítulo 10 (Insulin Resistance: The Major Player) del libro “The Obesity Code” del Dr. Jason Fung.



No es una sorpresa que nos estemos volviendo “corpulentos”. Esto no es culpa de las personas. No es falta de fuerza de voluntad. El método simplemente no funciona. La culpa la tiene el tratamiento limitado


¿Qué hacer para solucionar este punto? Considere las siguientes indicaciones:


• Disminuya la frecuencia de sus comidas (3 comidas por día sería lo ideal, en un individuo bajo condiciones normales).

• Olvídese de los “snacks”. Simplifique su vida.

• Puede saltarse una que otra comida (preferiblemente el desayuno o la cena), no hay nada malo con eso. ¿Que el desayuno es la comida más importante del día? ¿Quién lo dice? La palabra “desayuno”, al igual que en inglés “breakfast”, significa romper el ayuno de la noche (suponiendo que no comemos en horas de dormir). No hay nada malo con hacer esto más tarde en el día. En Francia, un país que se caracteriza por un número elevado de personas delgadas (normo-peso), la palabra utilizada para desayuno es: “petit dejeuner”, lo que significa “comida pequeña”. La clave aquí es “pequeña”.

• Si no tienes hambre, no desayunes (en relación al punto anterior).

• Practica el ayuno intermitente (para desarrollar este punto necesitaríamos otro artículo completo. Mientras, te dejo con que es una de las herramientas más poderosas para eliminar la obesidad reseteando tu “set point”, y otras enfermedades como la resistencia a la insulina, la diabetes tipo 2, etc.).

• Si asiste a una actividad festiva (boda, cumpleaños, vacaciones y demás eventos) donde tenga que ser más flexible con respecto a esto, acompáñelo luego de un ayuno compensatorio; más prolongado (un día, por ejemplo).




CONCLUSIÓN


Nuestros cuerpos mantienen un proceso de equilibrio regulado constante en la mayoría de sus actividades diarias. La reserva y gasto de energía en forma de glucógeno y grasas no es la excepción. En condiciones normales, un individuo debería equilibrar el tiempo en el que come y el tiempo en el que no come (ayuno), ya que cuando intentamos desbalancear dichos procesos podríamos tener problemas. De hecho… ¡los estamos teniendo!



REFERENCIAS


1. Cdc.gov. 2015. Products - Health E Stats - Overweight, Obesity, And Extreme Obesity Among Adults 2007-2008. [online] Disponible en: <https://www.cdc.gov/nchs/data/hestat/obesity_adult_07_08/obesity_adult_07_08.ht m> [Accessed 27 March 2020].


2. Rodríguez, G., 2017. OPS/OMS Rep. Dom. - Ministerio De Salud Junto A La OPS/OMS Presentan Informes Sobre La Situación De La Seguridad Alimentaria Y Nutricional | OPS/OMS. [online] Pan American Health Organization / World Health Organization. Disponible en: <https://www.paho.org/dor/index.php?option=com_content&view=article&id=2510:mi nisterio-de-salud-junto-a-la-ops-oms-presentan-informes-sobre-la-situacion-de-la- seguridad-alimentaria-y-nutricional&Itemid=362> [Accessed 27 March 2020].


3. Dr. Keys, A., 1950. [online] Archive.wphna.org. Disponible en: <https://archive.wphna.org/wp-content/uploads/2016/01/2005-Mad-Science- Museum-Ancel-Keys-Starvation.pdf> [Accessed 27 March 2020].


4. Benedict, F. Human vitality and efficiency under prolonged restricted diet. Carnegie Institute of Washington; 1919. Disponible en: archive.org/details/humanvitalityeff00beneuoft. Accessed 2015 Apr 26.


5. Pontzer, H., 2012. Opinion | Debunking The Hunter-Gatherer Workout. [online] Nytimes.com. Available at: <https://www.nytimes.com/2012/08/26/opinion/sunday/debunking-the-hunter- gatherer-workout.html> [Accessed 27 March 2020].


6. SW, K., 1984. Metabolic Defense Of The Body Weight Set-Point. - Pubmed - NCBI.

[online] Ncbi.nlm.nih.gov. Available at: <https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/6695117> [Accessed 27 March 2020].


7. Leibel, RL, et al. Changes in energy expenditure resulting from altered body weight.

N Engl J Med. 1995 Mar 9; 332(10);621 8.


8. Leibel, R., Rosenbaum, M. and Hirsch, J., 1995. Changes In Energy Expenditure Resulting From Altered Body Weight | NEJM. [online] New England Journal of Medicine. Disponible en: <https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJM199503093321001> [Accessed 27 March 2020].


9. Brethren Publishing House, 1946. Men And Hunger: A Psychological Manual For

Relief Workers: Guetzkow, Harold Steere : Free Download, Borrow, And Streaming :

Internet Archive. [online] Internet Archive. Disponible en: <https://archive.org/details/MenAndHunger/page/n1/mode/2up> [Accessed 27 March 2020].


10. Fung, J., 2015. The Obesity Code.


11. HALL, J., 2016. GUYTON AND HALL TEXTBOOK OF MEDICAL PHYSIOLOGY. [S.l.]: ELSEVIER -

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